En teoría, la abundancia de investigaciones sobre nutrición debería hacer que todos seamos consumidores más informados. Desafortunadamente, los medios de comunicación, los blogueros y, a veces, incluso los proveedores de atención médica malinterpretan la investigación sobre nutrición. Además, es importante comprender que no todos los tipos de investigación son igualmente confiables.

 

Aquí hay una breve introducción que te ayudará a ser mejor consumidor de información nutricional, para que sepas qué información desechar y en cuál confiar.

 

Ensayos controlados aleatorios (ECA). 

 

Este es el estándar de oro para la investigación en salud en general. En un ECA, los investigadores asignan aleatoriamente a los participantes al grupo de intervención (que hace lo que se estudia) o al grupo de control (que no lo hace). Esto ayuda a determinar si los cambios observados se deben realmente a la intervención o si sucedieron por casualidad. La asignación aleatoria de participantes a un grupo u otro también ayuda a reducir el riesgo de sesgo. Cuanto mayor sea la prueba, mejor.

 

Este tipo de prueba funciona bien cuando se estudia por ejemplo un medicamento nuevo. 

 

Por ejemplo, pueden poner a un grupo de pacientes cardíacos con un nuevo tipo de medicamento para el colesterol durante unos meses y ver cómo se compara con un grupo estándar o un placebo.

 

También en la investigación nutricional, los ECA son el tipo de estudio más riguroso, pero tienen limitaciones que no se aplican en los ensayos de medicamentos. 

 

Por un lado, las dietas son mucho más complicadas que los medicamentos, que generalmente tienen un solo ingrediente activo.

 

Las dietas contienen literalmente miles de compuestos con innumerables efectos en el cuerpo. Además, algunos estudios en humanos se basan en que los participantes rastreen e informen lo que comieron, lo que puede no ser completamente confiable, y ciertamente es más difícil de verificar que si una persona toma una pastilla todos los días.

 

Otros estudios brindan a los participantes todos los alimentos que comerán, lo que no ofrece una imagen real de si una dieta es fácil de seguir.

 

El otro gran desafío es que los ECA son costosos de realizar, lo que significa que estos ensayos no solo son menos comunes que otros tipos de investigación, sino que casi siempre son relativamente cortos. Cuando se trata de evaluar los efectos a largo plazo, la mayoría de los datos provienen de estudios observacionales.

 

Estudios observacionales. 

 

También conocidos como estudios epidemiológicos o estudios de población, estos representan el siguiente nivel de investigación. Los científicos siguen a un gran grupo de personas durante años o décadas, les preguntan sobre la dieta o los hábitos de estilo de vida al menos una vez, luego observan quién desarrolla ciertas enfermedades crónicas y quién no. 

 

Estos estudios brindan información importante sobre las posibles conexiones entre la dieta, el estilo de vida y la enfermedad, pero existe una limitación importante: estos estudios pueden encontrar asociaciones entre dos cosas, pero no pueden probar que una causa la otra. 

 

Por ejemplo, si un estudio encuentra que ocurren más ataques de tiburones cuando las ventas de helados son más altas, ¿significa eso que comprar helado provoca ataques de tiburones, o es simplemente que en el verano más personas comen helado y nadan en el mar? Obviamente, nadie ha realizado ese estudio, pero ilustra el enigma al que se enfrentan los investigadores. 

 

Los investigadores intentan controlar estos factores, pero no obstante, los estudios observacionales solo pueden mostrar una asociación.

 

Observaciones clínicas y opinión de “expertos”. 

 

Los médicos, enfermeras, nutricionistas, etc. pueden observar mejoras en la salud de los pacientes que adoptan una determinada dieta. Estas observaciones pueden proporcionar líneas de investigación útiles a seguir. Pero por sí mismos, no constituyen evidencia de que algo funcione o no funcione. A diferencia de los ECA, estas observaciones no tienen un grupo de control para comparar. 

 

Un ECA bien diseñado minimiza el riesgo de sesgo. Las observaciones y opiniones individuales no tienen esa protección. 

 

Estudios en animales y laboratorio. 

 

Piensa en tubos de ensayo, placas de Petri y roedores enjaulados que tienen todos los aspectos de su entorno cuidadosamente controlados. Si bien este tipo de estudios brindan información importante, incluso si valdría la pena realizar ensayos en humanos, es exagerado cambiar nuestros propios hábitos basándonos únicamente en esta investigación. 

 

Alimentados con una determinada dieta, los ratones pueden recordar mejor cómo ejecutar un laberinto en particular, pero eso está muy lejos de demostrar que la misma dieta ayudará a la memoria humana.

 

Hasta aquí este breve artículo sobre el apasionante mundo de la investigación científica sobre nutrición.

 

Ahora ya sabes que debes mirar con cierta cautela lo que se cuenta sobre nutrición en internet, y una de las mejores protecciones es siempre buscar información fiable proveniente de profesionales expertos en el tema o páginas webs de agencias de salud gubernamentales.